Hoy os traigo un curso que estoy realizando dentro de la página web Coursera. El título del curso es In the Studio: Postwar Abstract Painting y ha sido creado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) de manera totalmente gratuita. El curso lo imparte Corey D’Augustine, conservador de arte, técnico de historia del arte y artista, que pertenece al Departamento de Educación del MoMA. Se imparte en inglés, pero cuenta con subtítulos en ese mismo idioma por lo que es sencillo seguir los vídeos explicativos si tenéis un nivel medio-básico de inglés. Además, una vez que te inscribes en el curso cuentas con una gran cantidad de material a tu disposición, como por ejemplo un glosario de términos que sin duda ayudan a la comprensión de materias y conceptos para aquellos que no estéis familiarizados con técnicas artísticas o la historia del arte en general. Además, para quien no lo conozca, el propio MoMA cuenta en su Web con una amplísima información a través de artículos, vídeos y diferentes tipos de publicaciones, tanto de profesionales externos como especialistas y conservadores del museo, que está accesible en su apartado «Art an artists» de la página web.
Está resultando realmente interesante y completo puesto que no sólo te explican los aspectos histórico-artísticos de las obras de grandes artistas como Barnett Newman (1905-1970), Willem de Kooning (1904-1997) o Jackson Pollock (1912-1956), entre otros, sino que te explican también, con vídeos prácticos, la técnica pictórica de cada uno de ellos, realizando reproducciones y mostrando su proceso creativo y técnico. Junto a muchos otros artistas configuraron un movimiento artístico que, aunque no era una formación grupal como pudieron serlo en Europa aquellos desarrollados por el Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, Futurismo y otros muchos ismos, sí que reflejaron unas intenciones similares para darle un nuevo sentido al arte, teniendo como apoyo teórico a los críticos de arte Clement Greenberg (1909-1994) y Harold Rosenberg (1906-1978). El primero defendía la autonomía del arte que, según él, debía estar desconectado de la vida, de la política o la historia. Pensaba que, a diferencia del resto de actividades humanas, que siempre son un instrumento para conseguir algo, la “experiencia estética”, en la medida en que los valores del arte son autosuficientes, es un fin en sí mismo. Como consecuencia, cualquier expresión artística nacida de un ethos o carácter utilitario no merece ninguna consideración. Mientras que otros teóricos como Peter Bürger (1936-) defendían la unión de las prácticas artísticas de la segunda mitad del siglo XX con lo popular, a través de la unión de los conceptos arte y vida, defendiendo que el arte no debía ser una justificación de escapismo de la sociedad, Greenberg defendía la autonomía del arte. Además, en estos años en los que defendió el camino “hacia la abstracción” de muchos artistas, se abrió un fuerte debate en torno al compromiso de los artistas, es decir, si el arte debía seguir ligado al contexto histórico y los artistas ligados a los conflictos sociales. Por su parte, Harold Rosenberg pensaba, como expuso en su texto de 1952 llamado The American action painters y publicado en la revista Art News: “La obra de arte depende en una intención, en un acto de voluntad, que se traduce en un mundo y lo trasciende. El gran momento ocurre cuando el artista decide pintar, sólo pintar el gesto sobre el lienzo es un gesto de liberación de todo valor, de toda política, de toda estética y de toda moral. Más que cambiar el mundo, el artista convierte el lienzo en un mundo”.
Algo interesante que buscan conseguir todo este conjunto de artistas es poder conectar con todo aquel que se encuentre frente a su arte, para que éste tenga un rol más activo en la relación obra-espectador. Para ellos las obras no significan nada sino comunican, sino conectan con el que las observa de una manera profunda. Algunos para ello eliminan toda figuración y otros la mantienen en su producción artística como Willem de Kooning. Esa conexión visual, intelectual y emocional la buscan por diferentes vías, pero todos con ese nexo de unión. Con esa misma intención también cambian el formato de las obras de arte que, durante los años del llamado Expresionismo Abstracto, se multiplica, buscando que la propia dimensión humana participe y sea un elemento más con el que jugar para los artistas. Esa primera impresión, que buscan algunos como Barnett Newman, se ve afectada por el tamaño de la obra, que excede incluso el campo de visión humano. Así, el espectador se ve obligado a ver la obra a una gran distancia si quiere contemplarla en su totalidad o a acercarse y apreciar otros matices de la composición, técnica o pincelada, es decir, la propia “acción” del artista, que va a tener la misma o más importancia si cabe que la propia obra, como defendió Rosenberg. De este modo se activó el cuerpo y sus dimensiones, tanto las del propio artista al realizar la obra como del espectador al contemplarla.
Ya para terminar, después de esta breve introducción histórico-artística del Expresionismo Abstracto, deciros, para aquellos que os hayáis quedado con ganas de más, que la próxima fecha de inscripción para este curso del MoMA en la web de Coursera es el 22 de mayo de 2017. Si os animáis a participar comentarme cuál ha sido vuestra experiencia y no dudéis en preguntarme cualquier duda que os pueda surgir.
¡Aquí os espero!